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"No sabía que el alcoholismo era una enfermedad y creía que era simplemente un ser humano muy débil porque no podía dejar de beber. Todo lo que quería era la paz y fui tras ella varios años sin nunca alcanzarla. Pasé por un intento de suicidio fallido, fui acusada de conducir bajo los efectos del alcohol, tuve múltiples visitas a la sala de emergencia, me ingresé en un centro de rehabilitación y me encontré confinada involuntariamente en una institución psiquiátrica.". - René Solórzano

MUJERES Y ADICCIÓN

Por René Solórzano

 

“Solía sentirme avergonzada de mi historia”

“Yo era una adolescente rebelde, y hacía todo lo que podía para romper las “reglas” impuestas por mis padres. Me sentía muy enojada con ellos por las circunstancias de mi niñez. No obstante, no empecé a beber alcohol hasta matricularme en la universidad, y pronto me enamoré de la bebida. El alcohol me convirtió en “una parte de una chica divertida, social y desinhibida”, así que me lancé de lleno a toda velocidad. Empecé a usar drogas y la diversión no duró mucho. Con drogarme y beber a tan acelerado ritmo, me encontré en circunstancias muy arriesgadas. A la edad de veintidós años, fui drogada y agredida sexualmente. Se derrumbó mi mundo. Me odiaba a mí misma. No tenía confianza en nadie, y mi forma de beber llegó a ser descontrolada. Durante dos años, mi padre me repudió diciendo que estaba causando deshonra a la familia. Dejé de usar las drogas, y el alcohol se convirtió en el único medio que tenía para escapar el intenso odio, la vergüenza, el disgusto y la depresión que sentía cuando recuperaba la sobriedad. La locura de la enfermedad es ésta: bebía para dejar de odiarme a mí misma, pero cuanto más bebía, más me odiaba. No podía poner fin aI interminable ciclo. 

No sabía que el alcoholismo era una enfermedad y creía que era simplemente un ser humano muy débil porque no podía dejar de beber. Todo lo que quería era la paz y fui tras ella varios años sin nunca alcanzarla. Pasé por un intento de suicidio fallido, fui acusada de conducir bajo los efectos del alcohol, tuve múltiples visitas a la sala de emergencia, me ingresé en un centro de rehabilitación y me encontré confinada involuntariamente en una institución psiquiátrica. Tomé muchos medicamentos y me sometí a terapia durante varios años. Sufrí de pancreatitis aguda a causa de la bebida, y un día entré en shock con fallo renal y pulmonar. Pasé treinta y cuatro días en el hospital, caminando con un andador ortopédico y un tanque de oxígeno. Esa experiencia me dio un susto tan grande que no bebí nada alcohólico durante un tiempo. Pero soy alcohólica. Pasados nueve meses sin alcohol y sin un programa, mi salud mejoró, pero la enfermedad se apoderó de mí nuevamente. En un plazo de dos semanas me encontré de nuevo en la sala de emergencia.

El médico me dijo que, debido a la pancreatitis, me moriría si volvía a beber. Por fin llegué a entender que soy una alcohólica desahuciada. Así que tomé la decisión de entregarme al programa rehabilitación. Asistía a las reuniones sólo con el deseo de dejar de beber pero al poner los Pasos en práctica he obtenido mucho más.

Tengo ahora una buena relación con mis padres. La enfermedad derrumbó los muros y nos obligó a ser francos y sinceros los unos con los otros. Tiene que ser una experiencia devastadora ver al alcohol destruir la vida de una hija. Hoy día mis padres son mis más firmes sostenes, junto con mi marido no alcohólico, que tiene un gran amor por la rehabilitación y ha abrazado el programa conmigo.

Tengo una carrera muy prometedora haciendo lo que más me encanta. Tengo un buen concepto de mí misma, paz en el alma y alegría en el corazón. Mi mundo ya no es gris, sin propósito. He aprendido a ser una buena empleada, esposa, hija, hermana y miembro útil de la sociedad. El remordimiento, el temor, el odio de mí misma y la angustia mental ya no rigen en mi vida. Se me ha quitado la obsesión por beber. Sé quién soy en el fondo, lo que me vale y lo que defiendo, me amo a mí misma.”

Las mujeres enfrentan problemas especiales en lo que hace al consumo de drogas, en parte debido a dos factores:

  • el sexo, es decir, las diferencias biológicas
  • el género, es decir, las diferencias basadas en la definición cultural del papel del hombre y la mujer en la sociedad

Los científicos que estudian el consumo de drogas han descubierto que las mujeres que consumen drogas tienen problemas relacionados con las hormonas, el ciclo menstrual, la fertilidad, el embarazo, la lactancia y la menopausia. Además, las mujeres mismas describen motivos diferentes para consumir drogas, entre ellos controlar su peso, combatir el cansancio, manejar el dolor e intentar tratar por su cuenta problemas de salud mental.

La ciencia ha descubierto que:

  • A menudo, el consumo de drogas de las mujeres difiere del consumo de los hombres; por ejemplo, las mujeres consumen menores cantidades de ciertas drogas durante menos tiempo antes de volverse adictas.
  • Las mujeres pueden responder a las drogas en forma diferente; por ejemplo, pueden sentir más deseos intensos de consumir la droga y ser más propensas a sufrir una recaída después del tratamiento.
  • Las hormonas sexuales pueden hacer que las mujeres sean más sensibles que los hombres a los efectos de ciertas drogas.
  • Las mujeres que consumen drogas también pueden experimentar más efectos físicos en el corazón y los vasos sanguíneos.
  • Los cambios que ocurren en el cerebro de las mujeres que consumen drogas pueden ser diferentes a los cambios que ocurren en el cerebro de los hombres.
  • Las mujeres pueden tener mayor probabilidad de ir a la sala de emergencias o morir por una sobredosis u otros efectos de ciertas drogas.
  • Las mujeres que son víctimas de violencia doméstica tienen un mayor riesgo de consumir drogas.
  • El divorcio, la pérdida de la custodia de un hijo o la muerte de la pareja o de un hijo pueden desencadenar el consumo de drogas u otros trastornos de salud mental.
  • Las mujeres que consumen ciertas drogas pueden ser más propensas a sufrir ataques de pánico, ansiedad o depresión.

Es importante destacar que el tratamiento por el trastorno de consumo de drogas en la mujer puede evolucionar en forma diferente al tratamiento del hombre. Cuando inician el tratamiento, las mujeres reportan haber consumido drogas durante menos tiempo. Sin embargo, el consumo en las mujeres tiende a avanzar más rápidamente desde la primera vez que consumen la droga hasta la adicción. La abstinencia también puede ser más intensa para las mujeres. En algunos casos, las mujeres responden en forma diferente a los hombres a ciertos tratamientos: por ejemplo, el reemplazo de nicotina (con parches o goma de mascar) no da tan buenos resultados en las mujeres como en los hombres.

Abandonar el consumo puede ser difícil para cualquier persona con un trastorno por consumo de drogas. Pero las mujeres en particular pueden sentir temor de buscar ayuda durante o después del embarazo por miedo a posibles consecuencias legales o sociales, o por temor de no contar con cuidado para el niño durante el tratamiento. Las mujeres en tratamiento a menudo necesitan ayuda para enfrentar las cargas del trabajo, el cuidado de la casa, el cuidado de los hijos y otras responsabilidades familiares.

 

Con información de:

*Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas; Institutos Nacionales de la Salud; Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos.

*Las mujeres en AA Alcoholics Anonymous World Services, Inc.

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