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La vergüenza es una experiencia normal en el ser humano, aunque una de las más dolorosas. Cuando sentimos vergüenza, lo más probable es que nos centremos (o fusionemos) con pensamientos sobre lo malo e inadecuado de nosotros/as mismos/as. - Mtra. Ana María Rodríguez

Cómo abordar la vergüenza.

Por: Mtra. Psic. Ana Ma Rodríguez Valtierra.

La vergüenza es una experiencia emocional, desagradable eso sí, pero muy importante para regular nuestra conducta; sin embargo, puede causar muchos problemas si es excesiva en cualquiera de sus parámetros, ya que responderíamos ya sea con conductas de escape o evitación, además de otras más impulsivas o de afrontamiento ineficaz que veremos más adelante (acciones rígidas e ineficaces) que podrían tener consecuencias graves para el establecimiento de vínculos afectivos en las relaciones sociales y que nos alejarían de nuestra vida de valor. Es por ello que suele estar presente en muchas problemáticas psicológicas tales como ansiedad social, depresión, fobias, trastornos de conducta alimentaria, etc. (Sedighimornani, 2018).

Y es que la vergüenza es una emoción social y autofocalizada. Es decir, sentimos vergüenza cuando violamos las normas sociales en las que creemos. En esos momentos nos sentimos humillados/as, expuestos/as y pequeños/as, entonces esta emoción elicita una respuesta de atención focalizada en nuestro autoconcepto, de una forma global y negativa, principal diferencia con la culpa que se centra en la acción concreta de la que aceptamos responsabilidad y en los sentimientos de los demás (Tangney, Mashek,, & Stuewig, 2005).

Tomando en consideración su propósito fundamental que sería ser una alerta para hacernos cumplir expectativas sociales y lograr ser aceptados/as por la comunidad, cumpliría una poderosa función de regulación social. Dicho de otra forma, una estrategia de limitación de daños mediante el envío de señales sociales a través de, por ejemplo, un patrón de conductas sumisas y apaciguadoras (agacharse, mirar hacia otro lado, esconderse y escapar) que tienen como objetivo, como hemos dicho, disminuir y/o evitar el conflicto interpersonal que podría conducir al rechazo social o la devaluación (Gilbert y McGuire, 1998; Gilbert, 2000)

La vergüenza es una experiencia normal en el ser humano, aunque una de las más dolorosas. Cuando sentimos vergüenza, lo más probable es que nos centremos (o fusionemos) con pensamientos sobre lo malo e inadecuado de nosotros/as mismos/as, otras veces nos quedaremos “en blanco”. Nos sentiremos indefensos/as, expuestos/as, inferiores o vulnerables. Los impulsos de acción ante la vergüenza suelen implicar el deseo de esconderse, huir, retirarse o desaparecer de la vista (Luoma, LeJeune, & Platt, 2020). De hecho, la vergüenza, el desprecio, la devaluación y el rechazo repetitivos pueden llevar al desarrollo de modelos internos del yo (yo conceptualizado) como inferior, inadecuado, vulnerable, indignos de amor, y tiene un gran impacto en la autorrepresentación a través de las habilidades adquiridas con el desarrollo del lenguaje (Gilbert y Gerlsma, 1999).

Hay que mencionar que experimentar la vergüenza en sí misma no tiene porqué llevarnos a la desconexión y la soledad. De hecho, dado que los sentimientos de vergüenza suelen presentar oportunidades para ser vulnerables con otras personas de confianza, lo cual es una de las claves para construir la intimidad y aprender nuevas formas de relacionarse con la vergüenza puede, en realidad, hacer que las relaciones satisfactorias sean más probables. Ahora bien, también consideremos que en muchos momentos no tiene ningún propósito útil y es simplemente el resultado de interiorizar experiencias pasadas de humillación, devaluación y abuso. Esto es especialmente cierto cuando la vergüenza es crónica (Luoma, LeJeune, & Platt, 2020).

Claves estratégicas para abordar la vergüenza desde la terapia de aceptación y compromiso (ACT)

Estratégias que puedan ayudarnos con las personas que estén teniendo dificultades derivadas de la excesiva vergüenza y sus efectos limitantes en el repertorio de comportamientos valiosos.

Algunas preguntas que nos pueden ayudar para ello serían las siguientes:

Si la vergüenza ya no fuera un problema para ti…

      • ¿Qué dejarías de hacer o empezarías a hacer, hacer más o menos de…?
      • ¿Cómo te tratarías a ti mismo/a, a los demás, a la vida, al mundo, de forma diferente?
      • ¿Qué objetivos perseguirías?
      • ¿Qué actividades iniciarías o reanudarías?
      • ¿A qué personas, lugares, eventos, actividades, desafíos te acercarías, iniciarías, reanudarías o contactarías en lugar de evitar o escapar?

Trabajar con problemas de vergüenza desde el modelo de ACT puede involucrar cualquiera o todos puntos siguientes: defusion, (incluyendo notar y nombrar aceptación  (incluyendo normalizar, validar,  y expandir la conciencia), contacto con el momento presente (incluyendo enraizar y centrar), yo-contexto (incluyendo notar cómo la vergüenza cambia con el tiempo y variadas perspectivas de los demás), valores, acción comprometida, autocompasión, exposición, comprensión de cómo se desarrolló la vergüenza, y las funciones que ha tenido tanto en el pasado como en el presente.

Funciones de la vergüenza en el pasado y presente de la persona

Nos puede ser de mucha utilidad ver cómo ha funcionado la vergüenza en el pasado, en formas que fueron, de alguna manera, útiles o protectoras para la persona, es decir, examinar las consecuencias reforzantes de la vergüenza.

Las funciones pueden incluir algunas o todas las que siguen: reducir el castigo o la hostilidad (si mostramos vergüenza, en algunos contextos, esto disminuirá el castigo, la hostilidad, la crítica, o el juicio de los demás), obtener apoyo o amabilidad (si estamos avergonzados/as, en algunos contextos, esto provocará la simpatía, la bondad, el apoyo o el perdón de los y las demás), evitar el dolor (si respondemos con conductas de escape o evitación hacia estímulos que desencadenen esta emoción, a corto plazo, evitamos el dolor, darle sentido (la vergüenza nos ayuda a “dar sentido” a nuestras experiencias: “Estas cosas sucedieron porque soy malo/a”. En niños/as que han sufrido abuso, el darle sentido de esta forma les libera de la terrible realidad de sus cuidadores que no podrían afrontar.

Ahora, lo más importante, las funciones actuales. Mientras que la vergüenza puede presentar todavía algunas de las funciones “beneficiosas” que ha tenido en el pasado; en el presente es evidente que también tiene algunas funciones que drenan la vida. Una vez que tengamos esta información, podríamos decir algo como; “Así que en el pasado, la vergüenza te ha ayudado de alguna manera, como para X, Y, Z, pero en el presente, se está interponiendo en el camino de ser la persona que quieres ser y haciendo las cosas que quieres hacer, como A,B,C. Entonces, ¿estarías dispuesto/a a aprender nuevas habilidades para que puedas manejar la vergüenza más eficazmente, reducir su impacto en tu vida, quitarle su poder, para que puedas empezar a hacer A, B, C de nuevo?”.

No tenemos que explorar las funciones pasadas de la vergüenza, son las funciones presentes las que importan. Sin embargo, puede ser útil hacerlo, para la normalización y la validación, lo que a su vez puede facilitar la aceptación, la autoaceptación y la autocompasión.

Referencias bibliográficas

      • Gilbert, P. (2000). The relationship of shame, social anxiety and depression: the role of the evaluation of social rank. Clinical Psychology and Psychotherapy, 7, 174–189.
      • Gilbert, P., & Andrews, B. (Eds) (1998). Shame. Interpersonal behavior, psychopathology, and culture. New York: Oxford University Press.
      • Gilbert, P. & McGuire, M.T. (1998). Shame, status and social roles: psychobiology and evolution. In P. Gilbert, & B. Andrews (Eds). Shame. Interpersonal behavior, psychopathology, and culture. Oxford, UK: Oxford University Press.
      • Gilbert, P., & Gerlsma, C. (1999). Recall of shame and favouritism in relation to psychopathology. British Journal of Clinical Psychology, 38(4), 357-373.
      • Harris, R. (2017). Working with Shame. Practical Tips for ACT Therapists. Disponible en: https://contextualconsulting.co.uk/wp-content/uploads/2020/02/Working-with-Shame-Russ-Harris.pdf
      • Luoma, J., LeJeune, J., & Platt, M. (2020). Case Conceptualization Frameworks for working with highly self-critical and shame prone clients. ACT with Compassion. Recuperado de: https://www.actwithcompassion.com/case_conceptualization
      • Ruiz Sánchez, J. J. (2020). Terapia de Aceptación y Compromiso. Una Definición Funcional Disponible en http://fapcontexto.blogspot.com/2020/10/terapia-de-aceptacion-de-compromiso-una.html
      • Tangney, J. P., Mashek, D., & Stuewig, J. (2005). Shame, Guilt, and Embarrassment: Will the Real Emotion Please Stand Up? Psychological Inquiry, 16(1), 44–48.
      • Sedighimornani, N. (2018). Shame and its features: Understanding of Shame. European Journal of Social Sciences Studies. Vol. 3, 75-107.

 

 

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